El poeta don Luis de Góngora y Argote
Lienzo. 51 x 41 cm. Boston. Museum of Fine Arts, María Antoinette Evans Fund., 32.79
PROCEDENCIA. Francisco Pacheco y a su muerte, probablemente, propiedad de Velázquez (un retrato de Góngora aparece en el inventario de sus bienes, hecho a su muerte, en 1660, n.° 179). Marques de la Vega Inclán, Madrid, a comienzos del siglo xx. Tomás Harris Ltd. Londres, en 1931. Museum of Fine Arts, Boston, desde 1932.
BIBLIOGRAFÍA: Mayer 339, Pantorba 22, Lopez Rey 496, Bardi 24, Gudiol 32.
Por el suegro de Velázquez, el pintor Francisco Pacheco, sabemos (Arte de la Pintura, I, cap. VIII), que "partió de Sevilla a Madrid por el mes de abril de 1622... Hizo, a instancia mía, un retrato de don Luis de Góngora, que fue muy celebrado en Madrid, y por entonces no hubo lugar de retratar los Reyes, aunque se procuro".
Como Pacheco da por supuesto que su yerno regresa a Sevilla inmediatamente después de este viaje (Gallego, 1983, págs. 45 y ss.), hay que datar ese retrato en 1622, lo que todos admiten. Se supone que el encargo de Pacheco a su yerno será, no solo para demostrar su habilidad en la corte, retratando a un poeta famoso, con vistas a hacer carrera en ella, como así fue a partir del ario siguiente, 1623, en que fue llamado de parte del conde duque de Olivares, y el 30 de agosto hizo su primer retrato del rey, sino también para servir de modelo a un dibujo de Pacheco, que preparaba su Libro de Descripción de verdaderos Retratos de Ilustres y Memorables varones, cuyo frontispicio, fechado en Sevilla en 1599, no significa la conclusión, (manuscrito original en la Fundación Lázaro Galdiano de Madrid) y destinado al grabado, que nunca se llegó a hacer; El hecho de que Velázquez hubiera puesto en la frente de Góngora una corona de laurel (que se advierte con rayos X en el ejemplar de Boston) hermana este retrato con los de los poetas Gutierre de Cetina, Fernando de Herrera, Rodrigo Caro, Francisco de Quevedo, Baltasar de Alcázar, Cristóbal Moxquera, etc., todos ellos laureados por Pacheco, quien advierte que alguno de esos dibujos está sacado de Oleos ajenos; eso parece desmentir la hipótesis de Jacinto Octavio Picón (1947, cap. IV) de que "dado el interés de Pacheco y la importancia de Góngora, a la sazón en la plenitud de su gloria" y "tratándose además de una de las primeras obras que Velázquez hacía para darse a conocer en Madrid, no se contentaría con pintar solo una cabeza", sino que el retrato será de cuerpo entero o cuando menos, de media figura, como el que mas tarde haría del escultor Martínez Montañés.