El Geógrafo.
Lienzo. 98 x 81 cm. Rouen. Musee des Beaux-Arts.
PROCEDENCIA Bureau des Finances. Rouen. 1789. Musee des Beaux Arts de Rouen.
BIBLIOGRAFLA Mayer 67, Pantorba 33, Lopez Rey 76, Bardi 31, Gudiol 51.
En 1886 este cuadro, hasta el momento desconocido, ingresa en el Museo de Rouen, en Normandía. Según Paul Lafond, al estallar la Revolución Francesa de 1789 el cuadro estaba ya en el Bureau des Finances de esa ciudad, de donde pasaría al año siguiente al deposito de obras de arte instalado en el convento de Santo Domingo, donde más tarde se ubicaría la Prefectura del Sena inferior, de donde paso al Museo de Bellas Artes.
En 1886 este cuadro, hasta el momento desconocido, ingresa en el Museo de Rouen, en Normandía. Según Paul Lafond, al estallar la Revolución Francesa de 1789 el cuadro estaba ya en el Bureau des Finances de esa ciudad, de donde pasaría al año siguiente al deposito de obras de arte instalado en el convento de Santo Domingo, donde más tarde se ubicaría la Prefectura del Sena inferior, de donde paso al Museo de Bellas Artes.
Era considerado obra de Jusepe de Ribera, hasta que el erudito Gustave Le Bretón lo atribuyó a Velázquez en una publicación de 1881, señalando su parecido con el hombre de la taza de vino de Los borrachos y en los tonos y hechura del traje, con Esopo, así como en el tratamiento de rostro, manos y cuello, con el mal llamado Bobo de Coria (cf. Calabacillas).
Esta diferencia de estilo, que aún hoy llama la atención en este cuadro, se debería a que el cuadro fue pintado en una época temprana y retocado en años de madurez, teoría iniciada en 1890 por Louis Gonse (pág. 128), que han seguido casi todos los críticos.
Gudiol da las fechas de 1624-1628; Camón Aznar, 1629-1640. Pantorba, suponiendo que el modelo es el mismo de Pablo de Valladolid, que murió en 1648, y que no figuraba en nómina antes de 1633, cree que el cuadro pintado, con otro modelo, hacia 1627, será retocado, a la vista del bufón, hacia 1640.
Gudiol da las fechas de 1624-1628; Camón Aznar, 1629-1640. Pantorba, suponiendo que el modelo es el mismo de Pablo de Valladolid, que murió en 1648, y que no figuraba en nómina antes de 1633, cree que el cuadro pintado, con otro modelo, hacia 1627, será retocado, a la vista del bufón, hacia 1640.
P. M. Bardi prefiere las de 1624-1640. Jonathan Brown habla de los repintes como de fines de los treinta.
Respecto al tema del cuadro, que es un hombre sonriente, con traje negro, manto amarillo verdoso, valona de encaje, gran bigote de guías enhiestas y cabello con patillas y fleco, que nos mira sonriente, mientras señala, con la mano izquierda (la única que vemos) un globo terráqueo con su soporte de madera, colocado, en el rincón inferior derecho del lienzo, sobre una mesa que soporta asimismo un libro encuadernado en pergamino y una pequeña redoma de vino, se ha supuesto que pudiera ser Galileo Galilei, Cristóbal Colón, Pablo de Valladolid y, últimamente, Estebanillo González, "hombre de buen humor", como se califica en su autobiografía.
Otros, conociendo el talante satírico con el que Ribera, Rubens y Velázquez trataron a los filósofos de la antigüedad pagana (vid. Esopo y Menipo, suponen que sea Demócrito, el filósofo que ríe, (cf. P. P. Rubens, n.º 1682 del catálogo del Museo del Prado); esta identificación es seguida, recientemente, por J. Brown (1986, pág. 57).
La hipótesis de José Moreno Villa, gran experto en bufones y otras "sabandijas de palacio", de que pueda tratarse de Manuel de Gante o de Antonio Bariules, hombres "de placer" famosos en la corte de Felipe IV por lo que "parece raro que no los retratase Velázquez", es muy digna de consideración, aunque no impide que un bufón como estos personifique a un filosofo.
Menos plausible nos parece la de Pantorba (n.° 33), ya que no se advierte mucho parecido entre El Geógrafo y Pablo de Valladolid. Es un personaje con aire chistoso, que nos muestra la Tierra como un objeto de locura o disparate, mirándonos a los ojos para atraer nuestra simpatía, que le concedemos ipso facto.
Cuando Velázquez repinto esa cabeza pudo darle una expresión totalmente distinta a la que le atribuyo en un principio, por lo que las hipótesis de que pudiera tratarse originalmente de un navegante o un filósofo (hoy en el Museo de San Diego, California, un Platón muy severo, con una escena y postura semejantes a las de El geógrafo, atribuido a Ribera) no son tan descabelladas.
En cualquier caso, tal y como ha llegado hasta nosotros, se trata, por su expresión y peinado, de una persona cómica y picaresca. No es de extrañar que, en dos réplicas o copias existentes en el Museo de Toledo (Ohio) y en el de Anders Zorn, en Mora (Suecia) a ese personaje se le haya convertido en borracho o bebedor, que sin cambiar de postura (pero libre del manto y de la mesa) nos brinda, con su mano enguantada, una alta copa de vino.
Mayer creía original del maestro el primero de ellos, en general, se consideran arreglos o copias antiguas. Su semejanza con los alegres bebedores de Frans Hals, algo mayor que Velázquez (Amberes, c. 1580-Haarlem, 1666) salta a la vista.
J. Brown identifica esta versión con la alegoría del sentido del Gusto.
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