Retrato de Hombre Joven
Lienzo. 89,5 x 69,5 cm Munich.
Lienzo. 89,5 x 69,5 cm Munich.
Bayerische Staatsgemaldesammlungen, Alte Pinakothek
PROCEDENCIA Comprado en Madrid en 1694 por el ministro Wieser para el príncipe elector Johann Wilhelm (Dusseldorf). Paso a Munich en 1805.
PROCEDENCIA Comprado en Madrid en 1694 por el ministro Wieser para el príncipe elector Johann Wilhelm (Dusseldorf). Paso a Munich en 1805.
BIBLIOGRAFÍA Curtis 229 b, Mayer 388, Pantorba 35, López Rey 566, Bardi 37, Gudiol 50.
Se trata de un cuadro sin terminar, salvo en lo que se refiere a la cabeza, muy hecha; el traje negro, menos la golilla, aparece simplemente esbozado, pese a lo cual ya hay un pentimento o corrección en la hombrera derecha, de la que pende una de las llamadas "mangas bobas".
Se trata de un cuadro sin terminar, salvo en lo que se refiere a la cabeza, muy hecha; el traje negro, menos la golilla, aparece simplemente esbozado, pese a lo cual ya hay un pentimento o corrección en la hombrera derecha, de la que pende una de las llamadas "mangas bobas".
La mano derecha, apenas visible, se apoya con fuerza en la cintura; la izquierda (a la derecha del cuadro) esta apenas indicada, aunque aparenta apoyarse en el porno de una espada, dada su posición. El fondo, grisáceo, esta sencillamente emborronado.
Representa, en media figura, a un hombre joven, bien parecido pese a la nariz grande y algo caída, de cabellos, ojos y cejas negros, peinado sencillo con crenchas que recubren las orejas, mirada profunda y algo triste, boca bien dibujada, de labios encarnados, en contraste con las sombras de bigote y barba, aunque afeitados. El mentón es fuerte y voluntarioso y contrasta con el aspecto como dormido de la expresión.
Señala Jonathan Brown (1986, pag. 52) que en la media docena de retratos inacabados de Velázquez (y que serán el de Martínez Montañés del Museo del Prado; la Niña de la Hispanic Society of América; la llamada Costurera de la National Gallery de Washington; el Caballero de Santiago de la Gemaldegalerie de Dresde, y Juan Mateos de la misma galería y, por cierto, de postura y silueta algo semejantes al que aquí se comenta) hay dos que representan amigos o conocidos del artista y de situación social parecida a la suya, lo que permite pensar que estas obras inacabadas puedan ser fruto de un momento en que está sin retrato que pintar y propone a un amigo que sea su modelo, acaso para regalarle el cuadro.
Señala Jonathan Brown (1986, pag. 52) que en la media docena de retratos inacabados de Velázquez (y que serán el de Martínez Montañés del Museo del Prado; la Niña de la Hispanic Society of América; la llamada Costurera de la National Gallery de Washington; el Caballero de Santiago de la Gemaldegalerie de Dresde, y Juan Mateos de la misma galería y, por cierto, de postura y silueta algo semejantes al que aquí se comenta) hay dos que representan amigos o conocidos del artista y de situación social parecida a la suya, lo que permite pensar que estas obras inacabadas puedan ser fruto de un momento en que está sin retrato que pintar y propone a un amigo que sea su modelo, acaso para regalarle el cuadro.
En todo caso, hay que anotar la tesis de Cesar Peman (en Varia velazqueña, I. Pags. 696-704, "Sobre autorretratos de juventud de Velázquez") que, relacionando este cuadro con el no menos supuesto Autorretrato de la Galería Capitolina de Roma, piensa que puede representar el propio pintor; pero no parece acertado.
Camón Aznar (1964, I, pag. 367) no lo cree autorretrato (aunque admite como tal el capitolino), separándose así de las propuestas de Pemán, y anteriormente, de Gerstenberg y Arsenio F. Arenas (1960). Pantorba (1955, pags. 94-95, n.° 35), que no sigue esta tesis, rechaza también la de que pueda tratarse de Juan de Fonseca (el sumiller de cortina que intervino en la llamada de Velázquez a la corte y que Carrión identifica, mas verosímilmente, con el Busto de caballero de Detroit) y apunta que "no parece ser persona de categoría social. Algún modelo empleado de Palacio, algún amigo del artista" opinión, como hemos ya dicho, compartida por J. Brown.
Respecto a la autoría, ha sido puesta en duda por Louis Viardot (para quien eran dudosos todos los "Velázquez" de la Pinacoteca de Munich) y por Cruzada-Villaamil Bürguer, que lo incluye en su catalogo velazqueño, no deja de recordar la opinión negativa de Viardot.
En cambio, Carl Justi y Aureliano de Beruetie lo creyeron autentico (en 1888 y 1898 respectivamente). Actualmente, está generalmente reconocido como original de Velázquez.
En cambio, Carl Justi y Aureliano de Beruetie lo creyeron autentico (en 1888 y 1898 respectivamente). Actualmente, está generalmente reconocido como original de Velázquez.
Se discute su fecha, que hay quien sitúa después del primer viaje a Italia del pintor (1629-31), aunque la tendencia dominante es fecharlo inmediatamente antes: entre 1626-29, según Pantorba, c. 1628 para Gudiol, 1627-28 para Bardi. Sería, pues, algo anterior a Los borrachos, o a lo menos al pago del precio de este cuadro, en julio de 1629.
Este hermoso retrato, en que Velázquez demuestra sus ya admirables dotes de pintor y su capacidad de penetrar en la psicología del modelo sin mas que trasladar objetivamente sus rasgos a la tela, puede colocarse entre los mas atractivos de su primera época madrileña.
Este lienzo sali6 de España en 1694, para la galería del príncipe elector en Dusseldorf, de donde, a comienzos del siglo XIX, pasó a Munich.
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